Recientemente, Quim Monzó ha dedicado dos de sus artículos en La Vanguardia al llamado “empaquetado genérico o estándar” del tabaco. En el artículo una “Una jugada maestra” (7/12 /2011), explicaba el potencial de una idea tan sencilla (y maquiavélica, en palabras del propio Monzó) como es la de reducir la imagen de marca a la nada para frenar su atractivo y así reducir el consumo de tabaco, y se preguntaba quién había tenido la genial idea. En un artículo posterior (“Un cerebro prodigioso”, 28/01/2012) Monzó glosa, gracias a la información proporcionada por un lector, la figura de Tibor Kalman, el artífice de esa idea.
Diez años después
de esa genial idea plasmada en el artículo “Losing their cool” de
Kalman en el New York Times, y tras revisar las evidencias científicas de
su eficacia, varios
gobiernos quieren utilizar el empaquetado genérico como medida de control del
tabaquismo.
El
empaquetado genérico no está reñido con las advertencias sanitarias (en forma
de frases y más recientemente fotografías) que se han extendido en numerosos
países, incluyendo España desde el mes de mayo de 2011, para disuadir del
consumo de tabaco. El empaquetado genérico puede ser pronto una realidad en Australia
(aprobado por su cámara baja en noviembre de 2011). Otros estados como Canadá,
el Reino Unido, Francia, Finlandia, Nueva Zelanda o Turquía están estudiando su
adopción. La Comisión Europea está siguiendo el desarrollo de la iniciativa en
Australia, y se prevé que la revisión sobre la directiva de productos del
tabaco de 2001 pueda introducir el empaquetado genérico en la Unión Europea.
Las tabaqueras ya
se han movilizado en contra del empaquetado genérico, arguyendo que, además de
que no está probada su eficacia para controlar el tabaquismo, estimula el
contrabando y viola la protección de los derechos de la propiedad intelectual. Philip Morris Australia y Japan
Tobacco ya ha presentado escritos de demanda contra el gobierno australiano, y
Philip Morris Internacional mantiene sin tapujos una activa página en internet en contra del empaquetado genérico. ¡Tanta actividad corrobora que el
empaquetado genérico preocupa a las
tabaqueras!
Como avanzó
Kalman y nos recordaba Monzó, el empaquetado genérico puede hacer que fumar no
sea cool. O lo que es lo mismo, que
no fumar sea cool. O que por lo menos
no fumar sea “lo normal”. Las actuales
cajetillas son un anuncio portátil de tabaco y un signo de identidad de las
personas fumadoras. Por eso, su deconstrucción contribuye a reducir el
atractivo de las marcas para los jóvenes, a despejar conceptos erróneos acerca
de la nocividad relativa de las distintas marcas en base a sus
colores y diseño y, además, ayuda a realzar las advertencias sanitarias en las
cajetillas.
Esteve
Fernández
Unitat de
Control del Tabaquisme, ICO - IDIBELL
Foto: ‘Op-Art’ piece from The New York Times, Jan
1997, reproduced in the amazing ‘Tibor Kalman: Perverse Optimist’
(http://nodaysoff.com/blog/wp-content/uploads/2010/12/BlogTibor.jpg)