La vareniclina
es un fármaco que aumenta la tasa de abstinencia a los 6 meses entre 2 y 3
veces, actuando sobre un receptor nicotínico a nivel cerebral que se estima que
es el responsable de la adicción al tabaco.
Las alarmas saltaron hace un año, al publicar un grupo canadiense un estudio
que planteaba serias dudas sobre la seguridad cardiovascular de vareniclina.
La metodología de este estudio fue muy discutida, y su lectura inducía
claramente a sobrestimar riesgo, los
datos no cuadraban con la experiencia de los que estamos familiarizados con el
uso de vareniclina. No obstante, el
impacto fue considerable a la hora de utilizar vareniclina, tanto por parte de los
pacientes fumadores, como por parte de un colectivo médico ya de por sí poco
involucrado en abordar el tabaquismo.
La Food and
Drug Administration (FDA) se pronunció de forma prudente afirmando que un
discreto aumento de riesgo cardiovascular no superaba el amplio beneficio que
supone dejar de fumar, e instó a que se realizara una revisión sistemática de
los estudios de vareniclina para estimar de forma más rigurosa su seguridad
cardiovascular. Esa revisión ha llegado de manos de Jodi Prochaska y Joan Hilton (Risk of cardiovascular serious
adverse events associated with varenicline use for tobacco cessation:
systematic review and meta-analysis, publicado en BMJ).
Tras revisar de forma rigurosa los 22 ensayos clínicos publicados hasta la fecha sobre vareniclina frente a placebo, las autoras concluyen que no existe un aumento significativo del riesgo de complicaciones cardiovasculares asociadas al uso de vareniclina. Esta información es de gran importancia, dado que el tabaquismo es nuestro principal problema de salud pública.
Necesitamos tratamientos
que ayuden a los fumadores a abandonar el consumo de tabaco de manera efectiva
y segura.
Regina Dalmau González-Gallarza
Cardiólogo del Hospital Universitario la Paz de Madrid
Unidad de tabaquismo
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